Hay paisajes que son simplemente espectaculares. En los que se funden a la perfección los elementos de la materia, que decían los filósofos griegos clásicos. Se encuentran ubicados en perfecta armonía el agua con la piedra, aderezados con muestras de arte contemporáneo y todo un hábitat natural para las cigüeñas. Una mezcla especial que únicamente puede encontrarse en unos pocos rincones. Uno de ellos es el monumento natural de Los Barruecos, un entorno de gran interés geológico y paisajístico que se encuentra en la localidad de Malpartida de Cáceres, municipio que se encuentra a unos pocos kilómetros de la capital de provincia de la que toma el apellido y en el inicio del camino hacia la frontera portuguesa de la ciudad declarada como ‘Patrimonio de la Humanidad’.
De este entorno protagonizado por las peñas y el agua, se enamoró hace ya cuatro décadas el artista alemán Wolf Vostell, que llegó hasta este paraje debido a su matrimonio con una mujer extremeña. Allí, promovió el Museo Vostell Malpartida, que parte de la curiosa idea de situar el arte contemporáneo en el corazón mismo de la naturaleza, sin cortapisas para que sea contemplado por las personas que se acercan al museo y degustar en su cafetería alguna de las mejores muestras de la gastronomía extremeña, entre las que se encuentran los productos procedentes del vacuno.
Las grandes masas de granito se han degradado a lo largo de millones de años para originar unas formas monolíticas globulares, como verdaderas esculturas moldeadas por la mano de la naturaleza. A través del agua que llega del río Salor, como principal arteria fluvial de la zona, se ha posibilitado la creación de una serie de charcas que se encuentran en el entorno. Un lugar de lo más natural que ha sido usado como lugar de rodaje de una cruenta batalla en la última temporada de la archiconocida serie Juego de Tronos. Para que Los Barruecos ya pueda presumir de todo.
(Fuente de las fotos: Wikipedia)