David en un tipo orondo, francamente entrañable. Una vez pasado el atracón de ese periplo que va desde las cenas pre-navideñas hasta las festividad de los Reyes Magos, cuando se cruza con un conocido por la calle, lleva lentamente su brazo al hombro del interlocutor y con su humanidad de casi 190 centímetros y más de 120 kilogramos, suelta una de esas preguntas que es difícil de responder: ‘¿Qué tal las navidades? ¿Bien o en familia?’
Hay que reconocerlo. Está muy bien lo del recogimiento familiar, pero ya a finales de enero, lo que ya va apeteciendo es una buena escapada. Rural, por supuesto, como nos gusta en Living Las Vacas. Las posibilidades en la geografía española son múltiples, ya que por mucho que se esté imbuido por el espíritu urbanita, basta con ampliar la vista más allá de los rascacielos para ver que hay mucho monte, mucho campo y muchas posibilidades.
Una comunidad autónoma que ofrece múltiples posibilidades es Navarra. Desde las riberas del sur hasta los valles del norte, colindantes con Francia y con el País Vasco. En estas zonas, la ganadería no es un recurso, sino una tradición, prácticamente una forma de vida.
En el corazón de Navarra, bastante cerca de Pamplona, se encuentra Finca Sarbil, una explotación en la que el vacuno es una de las especies que pueden encontrarse los visitantes. Sí, porque se trata de una granja que tiene como uno de sus grandes alicientes que puede visitarse, para conocer sus caballos, cabras, aves… y por supuesto, vacas. Una experiencia inolvidable, sobre todo para los más pequeños.
Para los mayores, siempre está la opción de disfrazarse del espíritu de la niñez y de disfrutar de la venta de sus productos cárnicos, cien por cien ecológicos. Finca Sarbil también apuesta por el aprovechamiento máximo de los recursos naturales. Así, el agua del ganado se almacena del deshielo de la nieve y con el estiércol del ganado se produce el compost con el que se abona la tierra. Todo un ejemplo.
(Fuente de las fotos: Finca Sarbil)