Eran otros tiempos. Los que vemos en la televisión en series como ‘Amar en tiempos revueltos’, ‘Gran hotel’ o ‘Velvet’. A muchos nos lo han contado nuestros antepasados y prácticamente nos lo tomamos como chascarrillos, como la historia real y verdadera como la vida misma de aquel abuelo que salió de su pueblo por primera vez para hacer el servicio militar en el Ejército del Aire, en tiempos de Alfonso XIII, cuando sólo existía un avión en España. Uno. ¿Cómo era posible? Muy fácil, a falta de aviones, buenos eran los globos aerostáticos. La innovación de la época.
En realidad, no hace tanto tiempo en el que España era otro país diametralmente opuesto al que conocemos ahora. Dejando de lado la revolución que han supuesto las tecnologías, las costumbres y las prácticas sociales también son muy diferentes a las que había hace algunas décadas. En Semana Santa, y también durante las semanas anteriores que forman parte de la Cuaresma, los viernes se convertían en día de potaje. Hoy en día sigue establecida la penitencia por parte de la Iglesia en estos viernes de comienzo de la primavera con la prohibición de comer carne, con especial importancia en el Viernes Santo en el que también se debe practicar el ayuno, pero evidentemente la práctica por parte de la sociedad es muy distinta. Esas costumbres se han relajado y la gran mayoría no atienden a esta penitencia de cuaresma.
Lo que sí ha cambiado es la existencia de las bulas papales, que permitían obtener la indulgencia y saltarse la prohibición para poder comer carne en las fechas señaladas. Desde 50 céntimos de peseta, era posible adquirir este derecho. La relajación de las costumbres provocó que en 1966 ya no se vendieran bulas papales en España con este objetivo carnívoro.
Independientemente de las ideas y prácticas religiosas de cada uno, siempre lógicamente respetables, la sociedad actual es mucho más relajada y permite que cada uno lleve a cabo la penitencia de una forma más personal y por ámbitos distintos, sin tener en cuenta los preceptos de no comer carne. Si decides mantener la costumbre de la Cuaresma o no lo haces, desde Living Las Vacas te animamos a consumir carne y productos del vacuno. Cuando quieras y en el momento que te parezca oportuno. Una fuente de proteína de tal calibre y con esa capacidad ilimitada para emocionar es todo un lujo de nuestra gastronomía. A disfrutarla.