No es habitual en este blog que os recomendemos escapadas urbanas, porque a nosotros lo que más nos gusta es el entorno rural, todo lo relacionado con el vacuno y la gastronomía… Pero en este post queremos hacer una excepción con una ciudad absolutamente fascinante. Una urbe mediterránea que rebosa modernidad y que tiene una vida social como pocas en Europa. Se trata de Barcelona. La capital catalana sigue siendo un referente del turismo y de la integración de diferentes culturas. No vivamos pendientes de las circunstancias que están alrededor y que poco tienen que ver con la verdadera esencia de las ciudades y de los que las habitan. Tendamos puentes.
En Barcelona, hay un gran referente. Se trata de Gaudí, referente universal del modernismo en la arquitectura que llevó su carácter algo extravagante hasta sus últimas consecuencias. El atropello de un tranvía que le costó la vida es una de las grandes metáforas de nuestro tiempo. La Sagrada Familia, el parque Güell, los diferentes edificios que jalonan la parte más modernista de la ciudad son puntos de visita obligados para turistas, entre los que destacan la verdadera devoción que sienten los visitantes asiáticos por su obra.
Pero Barcelona es mucho más. Las calles del Ensanche, la Diagonal, la Boquería… Todos ellos son entornos que están repletos de vida y de actividades culturales. Además, la gran revolución que supuso en la ciudad la ordenación que se realizó con motivo de los Juegos Olímpicos de 1992 permitió que Barcelona mirara al mar de una forma mucho más decidida. Imprescindible es una visita a la Barceloneta en los meses de verano. Y también es interesante una visita al norte de la comunidad autónoma para conocer una raza autóctona como la Bruna de los Pirineos. Para poner nuestro particular toque vacuno.
(Fuente de las fotos: Turismo Barcelona)